"Buscando sin buscar" Parte 2


Teodoro desilusionado por la creencia de que jamás la vería de nuevo, camino a su banca como todos los días, mientras iba en camino pisaba las hojas secas que habían caído de los arboles a causa del viento, ya no llevaba su cuaderno en el que tantos dibujos había plasmado, su cabello iba muy desordenado, tenia ojeras a causa de los desvelos, el día era gris, un día muy gris.

Se sentó indiferente en aquella banca sin levantar la vista, solo quería llorar, pasaron escasos minutos cuando le cayó una gota en su mano, esto provoco que levantara la vista y para su sorpresa ahí estaba ella, ahí estaba del otro lado del pequeño lago sentada en su banca, al principio se le dibujó una sonrisa en su rostro que en  escasos segundos se desapareció, no era ella misma, no era aquella joven del cabello lacio y sedoso, la de los ojos bellos, la de la belleza que resaltaba con el sol, había algo diferente, sus ojos estaban tristes, no tenía su sonrisa de siempre, sus ojos bellos tenían lagrimas, lloraba, lloraba desconsoladamente.

Al ver esta estampa desgarradora Teodoro se dispuso a ir con ella, tenía el cabello desordenado, ojeras a causa de las desveladas, pero no le importo se levantó de aquella banca a la que iba siempre y fue. Cruzó el puente que pasaba por encima del pequeño lago, aquel puente en el que un señor siempre va a lanzar una moneda, quizás para pedir un deseo, lo cruzó y al fin llegó donde la joven yacía llorando.

El solo se quedo parado frente a su banca, la tormenta se desató, la joven no había notado su presencia, el levemente le toco el hombro, bruscamente ella volteo, al principio desconcertada pero después reconoció que era aquel joven, si aquel que se sentaba siempre en la misma banca y que dibujaba los paisajes del parque y a la gente, Teodoro pensó en que decirle tenía su mente en blanco, "Hola" alcanzó a decir con voz suave, "Hola" respondió ella amablemente, "¿Te puedo ayudar en algo?" hubo un breve silencio, "No gracias estoy bien" ella bajó la cabeza, Teodoro no alcanzaba a procesar que debía decir, era un joven tímido, se sentó junto a ella, ella se volteo para secar sus lagrimas y después lo vio a los ojos. 
-Entiendo que quizás no me tengas confianza. ¿Porque no comenzamos por conocernos? Hola me llamo Teodoro. -Yo me llamo Jennifer.

Se extendieron la mano, Jennifer le dio una leve sonrisa, dentro de ella seguía triste pero la sonrisa que le brindó a Teodoro era la más sincera que podía existir, se podía leer en sus ojos, en esos bellos ojos que Teodoro dibujaba todos los días.

Continuara...

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