Estrellita fugaz.


Todas las noches en el cielo, cuando todo está sereno, cuando ya no se escucha el barullo de los
automóviles, ni los perros, ni los niños que juegan, apenas y se escucha el leve susurro del
viento, entonces es cuando las estrellitas se ponen a platicar. Platican de como les fue en el día
de lo guapo que es el señor Sol, algunas platican de la envidia que le tienen a la Luna por su belleza.


Hay una pequeña estrellita, es la más pequeñita de todas, cada noche está sola en un rincón de
la bóveda celeste, casi no le gusta platicar con nadie, trata de mantenerse lo más alejada de todas
las demás.

Un día una de las estrellas se le acerco para preguntarle el porque de su distanciamiento:

— ¿Por qué siempre estás tan solita pequeña? —Le preguntó.

— ¡Déjame en paz! ¿Qué no ves que no quiero hablar con nadie? — Contesto alterada la pequeña
estrellita y se alejó.

Así sucedió por unas cuantas semanas más, la estrella se acercaba para tratar de hablar con la estrellita
pero esta se negaba a querer hablar con alguien.

Pero después de mucho intentar la estrellita por fin accedió a hablar con ella:

— ¿Quieres hablar conmigo? ¿Quieres de verdad saber por qué estoy tan triste? Hace años yo era feliz
como todas ustedes, jugaba, platicaba. Pero un día vi como mi mamá cayó a la Tierra, yo no supe que
hacer, ni siquiera me pude despedir de ella, sólo se fue. Desde ese día vivo triste, sin ganas de seguir
aquí, sin ganas de hablar ni de hacer nada.

El silencio se hizo por unos momentos, la estrellita lloraba mientras la otra la veía con una tierna sonrisa en el
rostro.

— Puedes ir con tu mamá si quieres. —Le dijo tomándola por uno de sus picos.
— ¡¿De verdad?! ¡¿Cómo?!
— Basta con que lo desees, si lo deseas con tal fuerza que un humano pueda voltear a verte entonces caerás
e irás a donde está tu mamá.

Los ojos de la pequeña estrellita se iluminaron de tal forma que ella misma comenzó a brillar hasta ser la más brillante de todas, entonces en la Tierra un hombre enamorado volteó al cielo y la observó, entonces la pequeña estrellita se precipitó al suelo y el enamorado pidió un deseo.

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